Cine en las escuelas medias del sur de la ciudad

Clarín, 11 de noviembre de 2007, suplemento Educación

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CINE EN LAS ESCUELAS MEDIAS DEL SUR DE LA CIUDAD

La Universidad del Cine se mete en las escuelas secundarias

El Programa funciona en cuatro secundarias de Lugano y Mataderos. Unos 160 adolescentes filman ocho cortometrajes con el apoyo y los equipos de la Universidad del Cine.

Rubén A. Arribas

“No cualquiera te da así una mano, viene un día a la escuela en un barrio como este y te dice: ‘¿Tenés una idea? Vení, que la filmamos. Yo te enseño de cine, te pongo los equipos y vos aprendés a hacer un corto’”. Alejandro Arévalo (17) vive en el barrio porteño de Piedrabuena, a dos cuadras de la General Paz y a una de la fábrica de la Pirelli. Además de cursar tercero en la EMEM 1 de 20, participa como asistente de dirección en el cortometraje que rueda junto con otros 12 compañeros para el proyecto “Cine en las escuelas medias del sur de la ciudad”. En ausencia del director de la película, él lo supervisa todo: encuadres, iluminación o relaciones con la prensa.

Al lado suyo está Aixa Sirera (17), una de las actrices. El curso pasado y el anterior, ella dirigió los cortos que filmaron en esta escuela; de hecho, Alejandro fue uno de sus actores. Este año Aixa prefirió cambiar de registro y probar con la actuación. De momento está contenta: “Los otros años rodamos situaciones muy reales del barrio: pobreza, drogas, embarazos adolescentes,... Lo que está bueno de Emiliano y Alejandro es que se corrieron de ahí y se fueron para el lado de la imaginación”, comenta.

Emiliano es Emiliano Sagradini (17), el director. A eso de las 5 y media anduvo por la escuela para supervisar los preparativos del equipo de rodaje: este lunes había práctica de filmación hasta las 21 h. Quería filmar, pero no pudo; le debía el análisis de una obra a la profesora de Teatro, por lo que sólo se quedó un ratito. Aprobar esa materia para la escuela y rodar tranquilo “su película” —así se refiere a ella—, dependía de viajar esa tarde sí o sí casi una hora en colectivo hasta Corrientes y aguantar el diluvio que lo esperaba a la noche cuando regresara. Entre unas cosas y otras, además de cine, está aprendiendo cuán sacrificado resulta combinar estudios y arte.

Porque a Emiliano con la escuela le sucede lo que a cualquier adolescente: le cuesta. Y no es porque le falte capacidad intelectual o de trabajo; en las primeras 4 semanas, cuenta, ya reescribió 5 ó 6 veces el guión. Aunque él dirige, quiere que las 14 escenas que planificó para los 8 minutos de película reflejen las ideas del grupo, y que así todos sientan como propia la historia que él y Alejandro propusieron, la de un chico que invoca a los espíritus a través del juego de la copa. ¿De dónde sale tanta motivación? “Es que yo acá vuelo; todo es imaginación mía”.

Marcos Sacchetti sonríe cuando escucha esto último. Desde hace 7 años coordina este proyecto adscrito al programa Zonas de Acción Prioritaria de la Secretaría de Educación del GCBA y, aunque trabaja en la tele y en la Universidad del Cine (UC), brindar una oportunidad a chicos como Alejandro, Aixa o Emiliano ocupa un lugar central en su agenda: “Este proyecto es el ancla de mi vida”, asegura. Y debe de ser cierto, porque en 2007 coordina ya a 160 adolescentes y 12 profesores que ruedan 8 cortometrajes en 4 escuelas de Villa Lugano y Mataderos. Por cierto, números más que satisfactorios para un emprendimiento que requiere equipos muy caros y docentes especializados.

De ahí que el aporte de la UC —que proporciona desde el soporte técnico hasta becas del 100 por cien para acceder después a la universidad— resulte imprescindible en esta sinergia entre escuela y Estado. Asimismo, y como garantía de que ese apoyo continuará, figura Manuel Antín, el rector de la UC. Este reconocido cineasta, según Sachetti, suele recordarles a los docentes que “esta experiencia, además de cambiarle la vida a los chicos, enriquece la mirada de quienes trabajan con ellos”. Es decir, que no sólo de Godard o Cassavetes aprenden quienes se dedican al séptimo arte.

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HISTORIAS

En la Escuela Comercial 12 de 21, escribir un guión y rodar un corto puntúa para la materia de Lengua. La profesora, Sandra Pérez, trabaja con dos docentes de la Universidad del Cine, Emiliano Iglesia y Sebastián Mega, quienes dictan clase en esta escuela de Lugano una vez a la semana. Este lunes, por ejemplo, de 20.30 h a 22 h debaten la sinopsis que prepararon los alumnos para el corto que rodarán entre todos. Iglesia y Mega se dirigen a la audiencia, en su mayoría adolescente —más alguna madre de familia—, con propiedad cinematográfica: ‘escena’, ‘elección estética’ o ‘historias paralelas’ son conceptos que sobrevuelan la charla. Según Sandra Pérez, el alcance de estas clases excede el acercamiento a la lengua a través del relato audiovisual: “En el barrio estamos rodeados por la sensación de fracaso; todo es muy difícil acá: encontrar trabajo, tener una casa, acceder a la cultura... Que algo como un corto salga bien, es muy importante”. Y añade: “Este programa genera sueños que se cumplen; los chicos ven sus películas en pantalla grande en el cine del barrio”.




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