María Rosa Almandoz, directora del INET


Clarín, 12 de agosto de 2007, suplemento Educación

La nota en Clarín.com: aquí (incluye una videoentrevista).
La nota en papel: nota principal aquí y un par de recuadros por acá.

ENTREVISTA CON LA DIRECTORA DEL INSTITUTO NACIONAL DE EDUCACIÓN TECNOLÓGICA, MARÍA ROSA ALMANDOZ

“Necesitamos graduados en Ciencia y Tecnología volcados a la producción”

Para Almandoz, hay querecuperar la escuela técnica y reactivar la industria desmantelada.

Rubén A. Arribas

“La crisis de vocaciones en la ingeniería no es un fenómeno local. Si vos preguntás en EE.UU., España o Alemania, también te dirán que su punto flaco es la falta de ingenieros”. La cursiva de María Rosa Almandoz, Directora del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), pretende arrojar luz sobre qué entiende la moderna sociedad de la información y el conocimiento por uno de los perfiles con menos egresados en la Argentina. Según ella, las razones hay que buscarlas en un cambio de paradigma cultural.

“Hasta hace 20 ó 30 años, la ciencia y la tecnología eran campos casi separados. La investigación en Ciencias Básicas —Física, Química, Biología y Matemática— era muy independiente del desarrollo tecnológico aplicado a la producción. Sin embargo, en las últimas décadas el conocimiento alcanzó tal importancia económica que esa situación cambió. Hoy mucha de la investigación en Ciencias Básicas nutre a los tecnólogos, y estos para innovar necesitan a su vez conocimientos profundos en esas disciplinas”, continúa Almandoz. Y añade: “Por eso necesitamos egresados con una formación fuerte en ciencia y en tecnología, pero que además estén volcados al campo de la producción”. Es decir: el mercado ingenieril amplió su radio de acción y demanda nuevos perfiles profesionales, de ahí la escasez mundial de ingenieros.

Pero también existe un factor local. A pesar de la reactivación económica que vive la Argentina, el país todavía no se ha recuperado de la devastadora Década Perdida (1980-1990). En esa época cerraron más de 160 mil pymes —el gran motor de la economía y el sostén social de casi cualquier sociedad— y grandes empresas deslocalizaron sus plantas de producción a otros países. Deshecho el tejido industrial y desempleados los técnicos e ingenieros, la educación tecnológica que los formaba cayó casi por efecto dominó.

“Las políticas educativas de los 90 acompañaron ese proceso desindustrializador y abandonaron la formación de técnicos en las escuelas medias, una línea educativa muy tradicional, distintiva de México y de la Argentina, y que en las décadas del 40 al 60 generaba maestros de obra, técnicos químicos o técnicos agropecuarios, siempre muy prestigiados”, aclara esta socióloga experta en Metodología de la Investigación Científica. La menemista Ley Federal de Educación guillotinó este sector educativo estratégico, y con ella voló por los aires el puente más importante entre la secundaria y las ingenierías. Los efectos de aquella explosión son conocidos: muchas escuelas técnicas cerraron.

Por eso el Gobierno apuesta por una doble estrategia: reactivar los sectores industriales desmantelados —textil y naval sobre todo— y recuperar la escuela secundaria técnica, un emblema del pasado esplendoroso del país. “Las escuelas técnicas son las que mejor preparan a los alumnos para las ingenierías”, argumenta la Directora del INET. ¿Por qué? “Los futuros técnicos asistían a clase desde los 13 a los 19 años, cursaban en jornada completa —6 a 7 horas reloj por día—, obtenían una sólida formación en Matemática y se orientaban hacia la tecnología”. Claro, que también tenían industrias donde insertarse, y eso favorecía un círculo virtuoso: buena formación, buen empleo; y viceversa.

Eso provocó que en las décadas del 40 al 60 los chicos supieran qué hacía un técnico o un ingeniero; hoy lo desconocen. Y si les falta ese saber, no pueden pensarse como futuros técnicos en Mecatrónica o ingenieros en Aeronáutica. “La vocación no es algo espirituoso. No se puede elegir lo que no se conoce. Los chicos deberían elegir una carrera donde disfruten leyendo y aprendiendo sobre ella”, precisa Almandoz.

Asimismo, está el karma de país inestable: “Los planes de estudio hablan de 5 ó 6 años para una ingeniería; sin embargo, la duración real de estas carreras es por término medio 9,5. ¿Cuántas familias tienen oxígeno económico para mantener a un hijo ese tiempo? ¿Qué joven puede plantearse hoy un proyecto a 9 ó 10 años, si además debe estudiar y trabajar?”. De ahí que, con la Ley de Educación Técnico Profesional de 2005, el Gobierno quiera potenciar también la educación técnica superior como una alternativa a la universidad que garantice la inserción laboral. Para ello en 2006 invirtió 260 millones de pesos en becas, planes de mejora o series educativas que fomentaban el vínculo entre el Estado, las universidades y las empresas.

Por último están las falencias de los estudiantes de secundaria en Matemática, esas de las que hablan tanto las estadísticas. A lo que esta licenciada en Ciencias de la Educación comenta: “Lo que tenemos que hacer es mejorar la formación en didáctica de los docentes. Por cómo se construye el conocimiento en cada disciplina, un mal profesor de Matemática resulta más crítico que un mal profesor de Historia”.

Entonces, para resolver el problema vocacional... Sí, más formación en Matemática como reclaman insistentemente desde el mundo adulto, de acuerdo, pero a) primero que los profesores la expliquen mejor y b) cualquiera diría que los adultos son los responsables de una sociedad que ha llevado a los chicos a la indiferencia frente a las carreras técnicas. Por tanto es en manos de los políticos, empresarios, padres y educadores en las que está revertir la situación. Las palabras de María Rosa Almandoz, madre de un hijo que estudia Ingeniería Industrial, dejan poco lugar a las dudas.

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La educación técnica en números
  • 260 millones de pesos invirtió el Gobierno en 2006 para apoyar diferentes políticas educativas en los campos de Ciencia y de Tecnología.
  • 20 por ciento aumentó en 2007 la matrícula en las escuelas técnicas de nivel medio.
  • 55.736 egresados salieron en 2006 de las escuelas técnicas de nivel medio.
  • 31.815 egresados salieron en 2006 de las escuelas técnicas de educación superior.
  • 164.224 egresados salieron en 2006 de los centros de formación profesional.

Fuente: Instituto Nacional de Educación Tecnológica, www.inet.edu.ar.

1 comentarios:

esteban ramirez dijo...

El comentario se refiere a una bibliografía obsequiado a escuelas técnicas.BIOLOGIA MOLECULAR.Autores:Lic.Mariano Alló y la Lic. Paola Bertucci.Impreso en Artes Gráficas Rioplatense S.A.Corrales 1393(C1437GLE),Buenos Aires Argentina.
En la página N°97 hay un esquema que indica el recorrido de la nave en que viajó Charles Darwin y, el nombre de las islas Malvinas está escrita como Falkland en dicho esquema.Según mi humilde opinión hay un error, considerando el aprendizaje del alumno.